Compartir es lo mismo a la vulnerabilidad que no había estado dispuesta a arriesgar desde hace ya bastantes años. Puedo decirte que el simple hecho de intentar escribir estas líneas son un palpitar imparable y una oleada de pensamientos y reproches que todo mi ser no ha podido evitar hacerse sin colapsar desde hace mucho.
Soy una persona solitaria e insegura que teme arrastrar dos "rr" a modo francés cuando se encuentra ante alguien que desea impresionar; alguien que conforme al pasar de sus años se vuelve "socialmente torpe" y es malísima para hacerse de amigos pero que sin embargo tiene un talento especial para perderlos. Ya ni hablemos de esas relaciones de noviazgo que mayormente quedan en intentos por causa de mis largos silencios y vacilantes pasos.
Tengo menos de 27 años y sigo sin establecerme, sin encontrar mi rumbo y puedo mantenerme únicamente por la herencia que me ha dejado mi abuelo. Tampoco es que hablemos de un monto elevado porque de ser así no entraría en crisis cada vez que imagino mi herencia evaporandose sin antes haberle sacado el provecho que debería. Mi ambición imaginaria es hacerla crecer sin mover un sólo dedo. ¡Vaya ingenua pensarán!
De este modo inicio por primera vez un pequeño blog con una sola expectativa en mente: no temer a compartir quien soy, qué me pasa y bueno, ese tipo de interacciones que humanamente necesitamos aunque nos neguemos a reconocerlo. Intento interesarme por mi misma para comenzar así tal vez pueda ser capaz de hacer lo mismo por otros.
Comentarios
Publicar un comentario