Esta parte aun me cuesta algo escribirla sin evitar impregnarle un poquito de ilusión al asunto. Junto con el detox de redes también me encuentro atravesando por la desintoxicación de pensamientos recurrentes sobre mi ex-----amante, ex free, ex follamigo.
En un comienzo me hacia ilusión tener alguien a disposición para tener sexo sin compromiso, cumpliendo fantasías eróticas pues no dejabamos de intercambiarnos mensajes sobre lo que queríamos experimentar con esa aventurita que empezó tras un reencuentro en vacaciones. Aun recuerdo como mi estomago sentía el revoloteo de mariposas cuando me ayudaba a caminar hasta su auto y yo con falsedad chocaba contra su cuerpo para robarme un poco de su calor. Llevaba tantos meses sin follar con nadie que esa noche decidí iba a entregarme sí el daba aunque fuera un paso para que esto se diera. Antes de verlo había pensado en cuantas veces el habia sugerido querer tener sexo conmigo pero yo jamás pensé en darle alas a su fantasía porque a mi simplemente no se me daba la gana, pero sí me hacia sentir halagada por su insistencia que ya llevaba -que al menos recuerde- dos años. Ese día entonces, y voy a intentar volver en el tiempo con la exactitud que me gustaría, cuando me quedé a solas en su auto volví a reflexionarlo, ¿lo haría, cedería, le daría la razón? Bah, ¿y porqué no?! Cuando nos vimos a solas, cada uno en nuestro asiento, no sé quien se avalanzó sobre quien primero. La cuestión en que pasamos de un beso a uno mucho más intenso. Mi mano ya estaba buscando su entrepierna, la de él buscando mis pechos y cuando nos detuvimos, sugirió irnos a un motel. Le respondí que no por el pudor de que ¡no estaba preparada! Ni una ducha siquiera me había dado porque no tenía planeado hacer nada.
Muy de pronto condujo y ya nos hallabamos a la orilla de una avenida solitaria. Volvimos a besarnos, tocarnos y yo estaba deseando desgarrarle el pantalón para lo cual el decidió sacarla. Sí algo disfruto de la intimidad es hacer sexo oral por lo cual, mi gusto y mi borrachera me obligaron a hacerselo. En tanto él buscaba introducir sus dedos en mi, solo que en esta ocasión me parecía una sensación diferente. ¿Me estaba dando por el ano? No me puse a meditarlo, no quería, no podía pues de cualquier modo estaba gustandome que lo hiciera. Nos apartamos únicamente cuando empezó a circular una patrulla cerca y un vecino caminaba por la acera. Sonreíamos con nuestra travesura. ¿Ya nos ibamos mejor a un motel? Volvió a insistirme pero volví a responder que no, que de hecho debía llevarme ya a casa.
Durante todo el camino le pedí me masturbara. De vez en vez, al detenernos en los semaforos en rojo, yo lamía sus dedos imaginando se trataba de su miembro que había pasado ya entre mis piernas. Resultaba verdaderamente excitante.
El como nos despedimos esa noche no lo recuerdo.
Al día siguiente tampoco puedo saber como es que comenzamos con nuestros planes. Solo tengo muy presente el recibir fotos de su miembro erecto y yo mostrandole la forma de mis pechos cuando me pidió esconderme para hacerla, en el baño de mi prima.
En tres semanas más nos veríamos, él vendría a mi ciudad para pasar el fin de semana.
En un comienzo me hacia ilusión tener alguien a disposición para tener sexo sin compromiso, cumpliendo fantasías eróticas pues no dejabamos de intercambiarnos mensajes sobre lo que queríamos experimentar con esa aventurita que empezó tras un reencuentro en vacaciones. Aun recuerdo como mi estomago sentía el revoloteo de mariposas cuando me ayudaba a caminar hasta su auto y yo con falsedad chocaba contra su cuerpo para robarme un poco de su calor. Llevaba tantos meses sin follar con nadie que esa noche decidí iba a entregarme sí el daba aunque fuera un paso para que esto se diera. Antes de verlo había pensado en cuantas veces el habia sugerido querer tener sexo conmigo pero yo jamás pensé en darle alas a su fantasía porque a mi simplemente no se me daba la gana, pero sí me hacia sentir halagada por su insistencia que ya llevaba -que al menos recuerde- dos años. Ese día entonces, y voy a intentar volver en el tiempo con la exactitud que me gustaría, cuando me quedé a solas en su auto volví a reflexionarlo, ¿lo haría, cedería, le daría la razón? Bah, ¿y porqué no?! Cuando nos vimos a solas, cada uno en nuestro asiento, no sé quien se avalanzó sobre quien primero. La cuestión en que pasamos de un beso a uno mucho más intenso. Mi mano ya estaba buscando su entrepierna, la de él buscando mis pechos y cuando nos detuvimos, sugirió irnos a un motel. Le respondí que no por el pudor de que ¡no estaba preparada! Ni una ducha siquiera me había dado porque no tenía planeado hacer nada.
Muy de pronto condujo y ya nos hallabamos a la orilla de una avenida solitaria. Volvimos a besarnos, tocarnos y yo estaba deseando desgarrarle el pantalón para lo cual el decidió sacarla. Sí algo disfruto de la intimidad es hacer sexo oral por lo cual, mi gusto y mi borrachera me obligaron a hacerselo. En tanto él buscaba introducir sus dedos en mi, solo que en esta ocasión me parecía una sensación diferente. ¿Me estaba dando por el ano? No me puse a meditarlo, no quería, no podía pues de cualquier modo estaba gustandome que lo hiciera. Nos apartamos únicamente cuando empezó a circular una patrulla cerca y un vecino caminaba por la acera. Sonreíamos con nuestra travesura. ¿Ya nos ibamos mejor a un motel? Volvió a insistirme pero volví a responder que no, que de hecho debía llevarme ya a casa.
Durante todo el camino le pedí me masturbara. De vez en vez, al detenernos en los semaforos en rojo, yo lamía sus dedos imaginando se trataba de su miembro que había pasado ya entre mis piernas. Resultaba verdaderamente excitante.
El como nos despedimos esa noche no lo recuerdo.
Al día siguiente tampoco puedo saber como es que comenzamos con nuestros planes. Solo tengo muy presente el recibir fotos de su miembro erecto y yo mostrandole la forma de mis pechos cuando me pidió esconderme para hacerla, en el baño de mi prima.
En tres semanas más nos veríamos, él vendría a mi ciudad para pasar el fin de semana.
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